¡QUÉ ALEGRÍA CUANDO ME DIJERON:
“VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR”!
 
Con alegría sincera vivió su enfermedad el sacerdote Adolfo Pacheco, hijo de Lebrija, ayer fue llamado de vuelta a la casa del Padre Eterno a quién sirvió en diferentes pueblos de nuestra Archidiócesis de Sevilla siendo el último, el pueblo de Pilas.
 
Se puede velar su cuerpo en el Sagrario de Verano; a las 13:00 H se celebrará el funeral en la Parroquia de la Oliva.
 
Pidamos a su Madre del Castillo, como tantas veces lo pidió él, que ruegue al Padre por él, en esta, la hora de su muerte.